Madrid ya puede poner cara a sus contrincantes en la carrera olímpica. El viernes pasado el Comité Olímpico Internacional (COI) anunció oficialmente a las seis aspirantes a organizar los Juegos Olímpicos de 2020, el número más bajo de candidaturas desde la elección de ciudades para la cita de 2000. Madrid se enfrenta a Bakú (Azerbaiyán), Doha (Catar), Estambul (Turquía), Roma (Italia) y Tokio (Japón). El Ayuntamiento aún no ha constituido la fundación que se encargará de llevar adelante la candidatura olímpica -se espera que lo haga dentro de unos días-, pero el trabajo para empezar a convencer a los miembros del COI de por qué Madrid merece los Juegos empieza ya. El Comité ha colgado en su página web un informe de 112 páginas en el que detalla los pasos que deben seguir las aspirantes. El primero es completar un cuestionario que, por primera vez, exige pruebas fotográficas del estado en el que se encuentran las instalaciones olímpicas. En lugar de confiar en descripciones, el COI quiere ver por dentro, por fuera y desde el aire los estadios o pabellones en los que se disputarán las competiciones. Las fotografías mostrarán «una panorámica aérea y/o exterior desde un punto elevado», una imagen de la entrada principal y otras que incluyan el campo de juego y las tribunas de asientos. Las fotos, en color, ocuparán cuatro de las cinco páginas del informe visual. La otra, escrita, debe detallar la ubicación, la accesibilidad y el uso que se le da a la instalación. Las infraestructuras son precisamente el punto fuerte de Madrid, según ha defendido el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, desde que anunció que la capital volvía por tercera vez consecutiva a la carrera olímpica. Tan seguro está, que se ha comprometido a no invertir un solo euro en ellas hasta que el COI decida el 7 de septiembre de 2013 qué ciudad se llevará los juegos.El alcalde asegura que puede permitírselo porque el 80% de las instalaciones ya están construidas. Es decir, que en los próximos dos años los proyectos olímpicos no van a avanzar más allá del aspecto que presentan ahora. La capital tiene ya muchas sedes construidas o a medio hacer, pero también mucho trabajo pendiente. En el haber, la capital cuenta con el Palacio de Deportes (donde se disputaría las competiciones de taek-wondo y de yudo, según los planes para la cita de 2016), los pabellones de Ifema (que deberán acondicionarse para acoger, entre otros, la esgrima, el boxeo y el tenis de mesa), el estadio Santiago Bernabéu (fútbol) o el Madrid Arena (balonmano). En el debe, la ciudad aún tiene que construir prácticamente todo el anillo olímpico. El estadio olímpico que aparezca en las fotografías que recibirá el COI no se va a parecer en casi nada al que finalmente se construya. El proyecto está paralizado a la espera de que el Ayuntamiento apruebe el plan especial que permita la reforma, y previsiblemente eso no sucederá antes de diciembre. Será la iniciativa privada la que lo levante. El Atlético de Madrid firmó un acuerdo con el Consistorio para cambiar el Manzanares por la Peineta, en San Blas. El club debe demoler parcialmente el estadio actual y levantar el nuevo. Una vez empiecen las obras, tardará 36 meses en dar forma a la instalación que acogerá las ceremonias de inauguración y clausura y las competiciones de atletismo. El Centro Acuático (para natación, saltos y waterpolo, según los planes de 2016), una de las instalaciones más importantes del proyecto olímpico, es desde hace años un esqueleto de hormigón que se levanta junto a la Peineta, rodeado de solares en el barrio de San Blas. Empezó a construirse en 2004 y debía estar listo en 2008, pero se paralizó. Después del bofetón que recibió la ciudad en octubre de 2009 -cuando en Copenhague se pronunció el nombre de Río de Janeiro en lugar de Madrid- el Ayuntamiento aseguró que el edificio se terminaría, pero que sería una simple piscina para uso de los vecinos de la zona. Donde ahora está el erial que rodea a la Peineta, el proyecto olímpico para 2016 planteaba construir también un velódromo, pistas de hockey y un pabellón para la gimnasia. Al lado, en el margen este de la M-40, el Ayuntamiento tenía previsto levantar la Villa Olímpica, un espacio residencial de 46 hectáreas con dos hoteles, una residencia de ancianos, oficinas y locales comerciales. Como todo lo demás, está parado. Y así seguirá hasta saber si Madrid se lleva los Juegos. Lo mismo sucede con las instalaciones que debían acoger otras disciplinas olímpicas en municipios vecinos. En Coslada, por ejemplo, estaba previsto un pabellón para el voleibol. La ciudad sigue reservando el terreno y su alcalde, Raúl López (PP), asegura que estaría encantado de volver a ver su municipio en la lista de las subsedes. «En el momento en que Madrid sea sede olímpica, empezaremos a construir», asegura. Getafe, que debía crear un canal para piragüismo y remo en el tramo del Manzanares que pasa por el municipio, también quiere optar a repetir como subsede. «La rehabilitación de esa zona está supeditada a que Madrid consiga los Juegos», señala una portavoz. La Caja Mágica, donde se disputará la competición de tenis, es la única infraestructura proyectada pensando en los Juegos que ya está inaugurada. Abrió sus puertas en 2009 como la joya de la candidatura de Madrid 2016, y enseguida quedó claro que estaba infrautilizada. Costó 300 millones de euros, más del doble de lo presupuestado. Cuando, en junio de 2010, el Real Madrid firmó un acuerdo para trasladar a su equipo de baloncesto a la Caja Mágica se vio la luz al final del túnel. El contrato era por cinco años, pero a primeros de este agosto el club decidió abandonar el recinto de San Fermín (Usera). La Caja Mágica vuelve a quedar prácticamente en desuso, con el Masters de Madrid y alguna competición de pádel como únicas citas deportivas en su calendario. El cuestionario que incluye las fotografías de la dotación olímpica debe enviarse antes del 15 de febrero. Sin embargo, el primer paso que debe dar la candidatura madrileña es pagar los derechos de inscripción. Los 150.000 dólares (105.630 euros) que pide el COI a las ciudades aspirantes deben ingresarse antes del 15 de este mes. En noviembre los responsables de Madrid 2020 se verán las caras por primera vez con el Comité en un seminario informativo en Lausana (Suiza). El cuestionario forma parte de la primera fase de la selección. Las ciudades deben enviar informes de hasta 92 páginas -antes pedía un máximo de 50- con aspectos técnicos que subrayen su capacidad organizativa. Entre otras cosas, el COI quiere saber cómo son los transportes, la capacidad hotelera, el medio ambiente -Madrid deberá facilitar datos, por ejemplo, sobre el dióxido de carbono, un contaminante del que supera el máximo legal permitido-, la seguridad, el legado (el uso que se haga después de las infraestructuras) y el apoyo público. «¿Existe oposición al proyecto? Detállela, por favor», pide el cuestionario en este último apartado. Es la primera vez que Ruiz-Gallardón no se presenta ante esa opinión pública flanqueado por todas las fuerzas políticas. Solo tiene el apoyo de los socialistas. IU y UPyD votaron en contra. Ecologistas en Acción y la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid tampoco apoyan los planes del alcalde. Conocer a los rivales de Madrid -pese a que solo ha resultado una sorpresa Bakú- no ha alterado los planes de la candidatura, explicó ayer Jaime Lissavetzky, portavoz del grupo municipal socialista, que considera que la capital parte con ventaja en la cuestión de las infraestructuras. La candidatura low cost que vendió Ruiz-Gallardón en julio tiene que conseguir reducir a la mitad los cerca de 38 millones de euros que se gastaron la última vez en viajes, dietas, publicidad, etcétera, de los que las arcas públicas pagaron 17. El Consistorio empieza ahora a tratar de recabar la mayor financiación privada posible, incluso para llegar al «coste cero», señaló Lissavetzky, que ya empieza a hacer guiños a las empresas: «Madrid es un centro financiero de primer orden. Estoy seguro de que hay empresas solventes y con capacidad de financiación para poder recaudar ese dinero».