O no sabe de qué habla o miente. Sólo caben estas dos opciones ante las declaraciones de la consejera de Medio Ambiente, Ana Isabel Mariño, cuando afirma que la calidad del aire de la región “no sólo es buena, sino excelente”. La red de medición de la contaminación del aire de la Comunidad de Madrid consta de 23 estaciones. Durante el pasado año 9 de ellas superaron los límites legales para el ozono troposférico (alguna triplicó el máximo admisible), 2 rebasaron el límite legal para el dióxido de nitrógeno, 3 para las partículas en suspensión, todas menos una superaron los límites que recomienda la Organización Mundial de la Salud para el ozono, y todas menos tres superaron el nivel recomendado por este mismo organismo para las partículas en suspensión [1]. Y todo ello sin olvidar los malos datos de contaminación de la capital, que cuenta con su propia red de medición de la contaminación, 24 estaciones, con registros también muy malos. No cabe duda, se trata de un aire “excelente”. En cuanto a que su departamento no va a tomar “ninguna medida que perjudique al actividad económica”, Ecologistas en Acción le recomienda a la Consejera que se asesore bien, puesto que aunque los cambios necesarios en nuestro modelo de transporte implican un coste, este se ve superado con creces por los beneficios. A esta conclusión llegó, por ejemplo, la Comisión Europea en un “análisis de impacto” que realizó, con el que pretendía calcular el coste de la aplicación de políticas de mejora de la calidad del aire. Incluso en el peor de los escenarios posibles, los beneficios superaban entre 1,4 y 4,5 veces a los costes [2]. Por último, señalar que la Ley de Medidas Fiscales de 2010 eliminó la totalidad de los órganos consultivos de la Comunidad de Madrid. Entre ellos, eliminó también la Comisión de Calidad del Aire. Y aunque más tarde se anunció la creación de un sucedáneo de ese organismo –creando una sección de calidad del aire en el seno del Consejo de Medio Ambiente–, esto no ha ocurrido, ni tan siquiera se ha reunido dicho Consejo. Es una pena, porque sería una oportunidad para que le llegara información a la Consejera sobre las pésimas consecuencias para la salud de la “excelente” mala calidad del aire de que disfrutamos en la Comunidad de Madrid.