500 personas reclaman la finalización de seis colegios a medio construir

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A la consejera de Educación de la Comunidad de Madrid le crecen los enanos. Si no tenía suficiente con las huelgas de docentes y las multitudinarias manifestaciones que, una semana sí y la otra también, inundan de verde el centro de la capital, centenares de familias han comenzado una protesta para que, tal y como prometió su departamento, finalicen las obras de construcción de los colegios donde deberían cursar estudios sus hijos. En este marco, madres y padres de alumnos de los PAU de Carabanchel, Montecarmelo y Las Tablas, en Madrid, y de Pinto y Leganés, junto a las asociaciones vecinales de estas zonas y otras organizaciones ciudadanas organizaron una concentración ayer domingo a la que se sumaron medio millar de personas. Las familias afectadas, que levantaron ante la sede del Gobierno regional un colegio con cajas de cartón, denunciaron que esta “falta de colegios está creando graves perjuicios a los alumnos y sus familias que se ven obligados a desplazarse a otros centros educativos, en ocasiones con rutas de autobús”. Los colectivos ciudadanos convocantes, entre los que se encuentran las asociaciones vecinales de Carabanchel Alto-Plataforma PAU Carabanchel, AV Montecarmelo, AV Miguel Hernández del Barrio de Vereda de los Estudiantes de Leganés, así como la Federación de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado Giner de los Ríos y la Plataforma Madrileña por la Defensa de la Educación Infantil (0-6 años), achacan la paralización de las obras a “la mala gestión de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, que puede tener sus causas en los recortes presupuestarios en educación, en la construcción de los colegios en varias fases, en lugar de hacerlo todo junto y”, en tercer lugar, en “las contrataciones con empresas sin la suficiente solvencia y que en la práctica licitan casi en baja temeraria”. Esta circunstancia está generando no solo que centenares de niños deban de desplazarse a varios kilómetros de distancia de sus viviendas para asistir a las clases sino que numerosas familias que tenían a sus niños matriculados en colegios públicos, los estén cambiando a colegios concertados o privados. Seis son los centros afectados por la paralización de las obras. El primero, el CEIP Maestro Padilla, se encuentra en el PAU de Carabanchel. Las obras de Infantil se encuentran paralizadas desde hace más de tres meses. Como consecuencia, 175 niños se encuentran disgregados por edades en diferentes centros del distrito: los de tres años en el centro de Educación Especial Soriano y los de cuatro en el CEIP Pinar de San José. Este hecho ha provocado un deterioro del servicio en este último colegio, a lo que hay que sumar la supresión del segundo profesor de apoyo acordado por la Comunidad de Madrid. Todo ello está “poniendo en peligro la viabilidad de clases básicas como psicomotricidad o inglés”, denuncia la AV de Carabanchel Alto-Plataforma PAU de Carabanchel. En Montecarmelo (Fuencarral), por su parte, los 150 niños de tres y cuatro años que estaban matriculados en el inacabado CEIP Antonio Fontán tienen que desplazarse diariamente en rutas escolares a otro colegio, a seis kilómetros de distancia, que ya estaba clausurado y han tenido que rehabilitar, mientras que en Pinto niños y profesores sufren “diariamente peligros y molestias” de las obras en el CEIP 2 de Mayo. La Consejería solo ha entregado seis clases de las 18 necesarias. El quinto colegio afectado es el CEIP Constitución de 1812 de la Vereda de los Estudiantes de Leganés, que aún no ha abierto sus puertas a pesar de que ya debería de haberlo hecho. Esto genera que sus cerca de 50 niños de dos, tres y cuatro años se vean obligados a ir en rutas de transporte escolar hasta otro colegio, y a tener que cruzar diariamente una carretera ya que el autocar no les deja en el mismo colegio. Por último, las obras del CEIP Leopoldo Calvo-Sotelo de las Tablas (Fuencarral-El Pardo) se encuentran también paralizadas, lo que provoca que 100 niños de infantil de 5 años se vean obligados a desplazarse en rutas escolares a un colegio del PAU vecino de Sanchinarro.