El Ayuntamiento de Madrid quiere «abrir las bibliotecas al trabajo de los voluntarios». Es decir, que los vecinos colaboren con su trabajo en el día a día de los centros. La propuesta la ha hecho esta mañana el concejal de Cultura del Consistorio, Fernando Villalonga, durante su visita a la futura biblioteca municipal de Carabanchel, que pese a tener la obra terminada y presupuesto para equipamiento y fondos bibliográficos, aún tardará al menos medio año en inaugurarse. «Solo nos falta el personal, y para ello quiero proponer un nuevo modelo de gestión, no solo para Carabanchel, sino para todos los barrios de Madrid, más participativo con la ciudadanía», ha asegurado Villalonga. «Allá donde la administración no llegue, pedimos la colaboración ciudadana». ¿Qué tareas podrían desarrollar los voluntarios? El concejal no lo ha precisado, pero podrían, por ejemplo, colocar libros en su sitio, o complementar al personal funcionario en fines de semana, cuando las plantillas son más escasas, explican desde su departamento. Eso permitiría abrir más centros en domingos y festivos. En el área de Las Artes consideran que la plantilla de funcionarios, que actualmente supone algo más de 400 personas, es «insostenible». Y lo será aún más cuando a la red de bibliotecas municipales se sumen las de la Comunidad de Madrid, en virtud de las negociaciones sobre competencias duplicadas que mantienen las dos administraciones. Finalmente podrían pasar a ser gestionadas por el Ayuntamiento 13 de las 16 bibliotecas regionales, junto con su personal. En total, la nueva red de centros estaría formada por unos 900 funcionarios. Villalonga ha ofrecido a tres asociaciones de vecinos del distrito que participen en la búsqueda de personas cualificadas que puedan trabajar como voluntarias en la biblioteca de Carabanchel. Estas asociaciones están «encantadas» con la propuesta, ha asegurado. Un posible perfil de voluntario sería el de bibliotecarios y archiveros jubilados que colaboren unas horas al día con los centros, siempre bajo la tutela y la supervisión de los funcionarios municipales.Villalonga ha enmarcado su propuesta en el contexto actual de dificultades económicas. El núcleo de gestión siempre estaría formado por profesionales, ha precisado. El nuevo delegado de Las Artes (apenas lleva un mes en el cargo) quiere con esta propuesta trasladar a España una experiencia típica de los países anglosajones, ha explicado, donde no se concibe que los ciudadanos no dediquen unas horas de trabajo semanal al bien de la comunidad. Las asociaciones podrán usar los locales de la biblioteca de Carabanchel para sus actividades, ha propuesto. Y se ha adelantado a las críticas de los sindicatos, según ha dicho, con el argumento de que se trata de trabajar en favor de la sociedad para mantener «una cultura de calidad». «Es una idea absurda y peregrina que los bibliotecarios madrileños no compartimos en absoluto», ha asegurado a EL PAÍS un portavoz de la Plataforma para la creación del Colegio profesional de Archiveros, Bibliotecarios y Documentalistas de Madrid. «Los bibliotecarios siempre hemos tenido y agradecido el que haya personal voluntario para determinadas actividades (Cuentacuentos, ayuda en un taller…) pero que lo que no nos parece lógico es pensar en abrir tres bibliotecas a base de personal voluntario», ha añadido. «Se puede poner el ejemplo de un hospital, en el cual también puede haber voluntarios para visitar a los enfermos, pero a nadie se le ocurre ponerlo a funcionar con voluntarios que realicen tareas sanitarias propias de un médico o de un enfermero. Por mucho que los voluntarios sean médicos jubilados». La plataforma añade: «En las bibliotecas anglosajonas, que cita el concejal, es lo mismo. Allí por ejemplo es habitual que personas que sepan ayuden a los niños en los deberes escolares voluntariamente. O que organice alguna actividad determinada. Pero a ningún alcalde norteamericano se le ocurriría defender que como no tiene presupuesto para contratar a personal en las bibliotecas va a llamar a voluntarios para que le resuelvan el problema».