Aunque el dinero destinado a la iniciativa sigue siendo insuficiente, especialmente el dirigido a proyectos de los distritos, hay que destacar que nunca antes un Gobierno de la capital había dedicado tantos recursos y presupuesto económico a esta cuestión, y esto es motivo suficiente de alegría. Además, valoramos de manera muy positiva la forma en la que repartirán los 60 millones reservados a este fin, que se hará proporcional al volumen de población e inversamente proporcional a la renta per capita, pues puede contribuir a reducir el enorme desequilibrio territorial que padece la capital. La FRAVM, que se vuelve a poner a disposición del Consistorio para extender y mejorar su modelo de participación ciudadana, espera sinceramente que la rapidez con la que se ha aprobado el nuevo proyecto de presupuestos participativos no impida su implantación y éxito en el medio plazo, es decir, una amplia implicación de la ciudadanía. Por otro lado, la Federación vecinal echa en falta un mayor protagonismo de las entidades ciudadanas en la iniciativa presentada ayer, algo que se podría traducir, por ejemplo, en un mayor peso de los Foros Locales. Hace unas semanas trasladamos al Consistorio la propuesta de que un pequeño porcentaje de los proyectos que se sometan a votación para su aprobación en el marco de los presupuestos participativos quede reservado a estos foros, que nacen para reemplazar a los ineficaces consejos territoriales de la ciudad. Puedes ver el documento de trabajo que la FRAVM presentó al Ayuntamiento aquí. Para las asociaciones vecinales, la participación ciudadana no puede reducirse al voto individual en un contexto consultivo. Esta tiene que ver también con requisitos mínimos de información sobre lo que se somete a voto, con método democrático, con organización, con corresponsabilidad, constancia, implicación y compromiso. Por eso, las organizaciones y movimientos sociales de la ciudad pueden y deben tener un papel esencial en todo este proceso, contribuyendo, con su experiencia y recursos humanos y materiales, a fomentar y extender la implicación de la ciudadanía no organizada en las decisiones de los asuntos comunes. En este marco, la FRAVM vuelve a tender la mano al Ayuntamiento para mejorar las normas que regulen la participación ciudadana y contribuir a convertir la capital en un modelo de democracia ciudadana, algo que debe partir del reconocimiento a los movimientos ciudadanos que llevan décadas luchando por este objetivo.