Por tercera vez, ahora para 2020, Gallardón quiere presentar la candidatura de Madrid a la celebración de los Juegos Olímpicos. Con las derrotas de 2012 y 2016 nos hemos librado de que la deuda financiera del Ayuntamiento de Madrid sea mucho más alta de lo que ya es. Pero a Gallardón le da igual la deuda que deje tras de sí. Y lo que es mucho peor, le da igual el erial social que deje en los barrios tras su paso por la alcaldía. Si en la época del auge económico e inmobiliario muchos vecinos y asociaciones no estábamos de acuerdo con la candidatura de Madrid a ser sede de los Juegos Olímpicos, a pesar de que entraba dinero fácil en el Ayuntamiento ya fuera vía licencias urbanísticas o créditos, era porque las prioridades municipales para nosotros no eran las grandes obras ni tener el mejor despacho del mundo. Entonces ya señalábamos que la prioridad absoluta de la mayoría de los vecinos de Madrid que viven en barrios olvidados por Gallardón (salvo en las campañas electorales) era acabar con el subdesarrollo social al que nos tenía sometidos su política en beneficio de las grandes empresas. Con más razón, si cabe, nos oponemos a que en plena crisis económica, en la que los planes de ajuste, reducción de gastos y recortes sociales se suceden uno a otro en una continuidad sin fin, se lance un nuevo proyecto que sólo beneficiaría a grandes empresas multinacionales. No podemos aceptar que la prioridad de gasto para el Ayuntamiento de Madrid sea en los próximos años los Juegos Olímpicos cuando se ha lanzado un nuevo Plan Económico tras el 22M en el que se contempla la pérdida de 3.000 ó 4.000 puestos de trabajo municipales. No se puede aceptar cuando llevamos dos años, y no se sabe cuantos más vamos a seguir así, sin que se destine un solo euro a nuevas dotaciones públicas municipales. No se puede aceptar cuando se están privatizando las instalaciones deportivas municipales con lo que demuestran lo que al equipo de Gallardón le importa el deporte, y, sobre todo, el deporte de base. Cuando los bomberos han protagonizado una lucha para que les sea renovado un material de trabajo obsoleto y escaso. Cuando miles de puestos de trabajo de las empresas que prestan los servicios municipales están en peligro por el retraso en los pagos municipales. Cuando en las escuelas infantiles públicas se recortan los salarios, se elimina la gratuidad y se masifican las aulas. Cuando las ayudas sociales de emergencia municipales se recortan y retrasan, también… y así un largo etcétera de carencias sociales no resueltas ni la más mínima intención de resolverlas. Gallardón tiene dinero para lo que quiere. Para reformar su palacio de Cibeles, para financiar la visita del Papa o para lanzar una nueva campaña de propaganda a favor de sus Olimpiadas, para eso, sí tiene dinero. Si todos los miles de millones de euros que se gastaron en enterrar la M-30 más los que se pretenden gastar en las Olimpiadas se hubiesen destinado a dotar a los barrios de los equipamientos sociales que no tienen o son muy deficientes; como escuelas infantiles, residencias para la tercera edad, centros de día, centros culturales, bibliotecas, salas de lectura, otros centros docentes como escuelas de idiomas, de música o para adultos e inmigrantes, vivienda de protección pública, desarrollo de forma integral el transporte público, infraestructuras sanitarias en convenio con la Comunidad…, entonces sí que habría cambiado Madrid. No el Madrid de escaparate sino las condiciones de vida de la mayoría de los vecinos. Además, el precio que pagamos los vecinos por la política de Gallardón es soportar cada día más impuestos. A la imposición de la tasa de basuras le sigue, ahora, el nuevo “catastrazo”. La actualización del catastro va a suponer una nueva subida del IBI calculada en un 57% repartida entre los próximos 10 años. La consecuencia es que un piso de 80 metros que en 2003, cuando Gallardón llegó a la alcaldía, pagaba 154 euros por este concepto, en 2021 pagará 600. El principal instrumento recaudador del alcalde se habrá multiplicado por cuatro. Si tan importante es para el PP y Gallardón conseguir las Olimpiadas, ¿Por qué no hacen un referéndum en la ciudad de Madrid para ver cuál es la opinión de la mayoría de los vecinos? La pregunta podría ser muy sencilla. ¿Cree usted que la prioridad del gasto municipal son las Olimpiadas? O incluso se podrían dar dos opciones: Apoya usted que la prioridad del gasto municipal sean las Olimpiadas o la prioridad de gasto del Ayuntamiento de Madrid deber ser el gasto social. Aparte de la crítica que se podría hacer de los modernos Juegos Olímpicos como evento comercial y como inversión efímera (se construyen con gran costo instalaciones que luego quedan para la élite o semiabandonadas) es evidente que no responde a los intereses inmediatos de la mayoría de los vecinos de Madrid y es más inoportuno que nunca. Si Gallardón cuenta con el respaldo de todos los concejales para este proyecto, como lo tuvo en las dos anteriores ocasiones, nos veríamos obligados a decir, como se está gritando en la calle, que, en esta ocasión, a muchos no nos representan.