Especulaciones sobre el último espacio natural de Madrid

1910

Si el río Manzanares ha sido tradicionalmente mal tratado por Madrid, esta situación encuentra cotas dramáticas a su salida de la capital, donde se ubica el Tramo II del Parque Lineal del Manzanares, una zona verde de 200 ha. entre los distritos de Villaverde y Vallecas y el municipio de Getafe. Desde que el Régimen de Franco asignara a esta zona el dudoso honor de ser el “desagüe de Madrid” es uno de los espacios naturales más castigados y abandonados de la ciudad, a pesar del enorme valor medioambiental, histórico, cultural y social que alberga. Durante los años cuarenta, para favorecer el crecimiento urbano de Madrid, se aprobaba el plan de ordenación urbana que decretaba las anexiones de municipios aledaños y sectorizaba la ciudad en diversos usos. El sur fue concebido como el “desagüe”, al ser la zona más alejada del noroeste madrileño dónde se establecerían las zonas residenciales de lujo del Gran Madrid franquista. Este enclave quedó destinado a aquellas infraestructuras que Madrid necesitaba para crecer urbanísticamente pero que por sus insalubres características no se consideraban apropiadas para estar cerca de las residencias de lujo o los centros financieros y comerciales. Con esta política, que en mayor o menor medida persiste, la cuenca baja del Manzanares quedaba relegada a la condición de vía de escape de las inmundicias que el desarrollismo urbano iba a generar. Vertederos, escombreras, depuradoras y canteras conviven desde entonces con los valores medioambientales que aún así conserva la zona. A pesar del funesto destino que marcaba el PGOUM de 1946, éste ya asignaba a las riberas del Manzanares a su salida de la capital, el uso de parque concebido como una gran cuña radial que conectaba con otras zonas verdes periféricas. A espera de ser ejecutado, y sin perder este uso previsto, desde entonces ha sido lugar de asentamientos y vertederos ilegales y agredido ferozmente por todo tipo de infraestructuras de transporte (A-4, M-40, M-45, líneas de FF.CC. Madrid-Alicante y AVE Madrid-Sevilla) y de tratamientos de aguas (depuradoras de Butarque, La Gavia y La China). En la actualidad, está contemplado como un gran Parque Forestal en el PGOUM de 1998, vía verde de penetración hacia el núcleo urbano configurando un gran corredor medioambiental en el sur de la ciudad, para albergar una diversa gama de actividades lúdicas, culturales y deportivas. Por ello, el Plan Especial de Villaverde contemplaba su recuperación mediante la reforestación y la ejecución de diversos equipamientos sociales como un Aula de la Naturaleza y un Museo Arqueológico de las Terrazas del Manzanares, en respuesta a las demandas vecinales que exigen la puesta valor de los espacios y elementos singulares que se conservan en el parque. Valor ecológico y medioambiental Y es que este singular paraje se encuentra integrado en un entorno de especial valor medioambiental al estar enclavado entre los espacios protegidos de los Cantiles del Manzanares y del Parque Regional del Sureste, del que se podría considerar su cabecera. El Parque Lineal es atravesado por el río Manzanares, donde desembocan el arroyo de La Gavia y de Butarque, mostrando la belleza natural de un entorno que, estando en la ciudad, conserva la riqueza de la vegetación de ribera. Hasta la desembocadura en el Jarama, se pueden encontrar especies autóctonas como chopos, álamos, olmos o sauces, existiendo en el seno del parque campos de pasto, de cultivo y pequeñas huertas de regadío. En el parque, y sus inmediaciones, vive una numerosa población de liebres y conejos, y forma parte del hábitat de aves como cigüeñas, azulones, urracas e incluso milanos reales, así como de reptiles diversos y peces como la carpa. Valor histórico y cultural Además, el Parque Lineal se encuentra incluido en las Terrazas del Manzanares, declaradas como Bien de Interés Cultural por la Comunidad de Madrid, debido a su valor arqueopaleontológico. En su subsuelo aún se encuentran yacimientos de gran valor con restos de animales prehistóricos y de las civilizaciones más antiguas que han poblado las riberas del Manzanares. Prueba de ellos es el ejemplar de mamut extraído recientemente, expuesto en el Museo de Ciencias Naturales, que da fe de que este lugar era en la prehistoria una amplia sabana donde habitaban los antepasados de gacelas, tigres y mastodontes. En épocas más recientes, la zona de la vega del Manzanares fue una de las regiones europeas preferidas por el hombre habiéndose constatado la existencia de 13 yacimientos de importancia desde el paleolítico hasta la época roma, entre los que destaca, en el límite exterior el parque, el poblado celtibero y romano del Cerro de la Gavia. De él se conservan muros de mampostería y cerámica. Entre los restos arqueológicos existentes en el parque destaca el Canal Histórico del Manzanares, construcción del siglo XVIII de viaductos y puentes, exclusas y edificios anexos paralela al río. Esta obra es testigo vivo del Madrid de los Austrias que quiso ser puerto de mar conectando el Manzanares con el océano Atlántico a través de los ríos Jarama y Tajo, por lo que cuenta con el máximo grado de protección dentro del Catálogo de Monumentos y Elementos Singulares del Ayuntamiento de Madrid, siendo igualmente un BIC. Fuera de los límites del parque, sobre el Cerro de la Gavia y los Cantíles del Manzanares, se conservan importantes restos de la línea de defensa de Madrid durante la Guerra Civil del Frente Republicano. Se trata de construcciones militares, bunkers, trincheras y nidos de ametralladora, que acompañan al río Manzanares hasta su desembocadura. Valor social A pesar de no estar ejecutado, en el Tramo II del Parque Lineal del Manzanares se puede disfrutar, en un entorno histórico y natural, de una amplia gama de actividades de ocio y esparcimiento. La zona es atravesada por diversos caminos y vías pecuarias, como la colada del Santisimo o el camino del Malecom, que conectan el parque con toda una red de sendas y cañadas que hacen del Parque Lineal un lugar privilegiado para la práctica de deportes vinculados a la naturaleza como el senderismo o el cicloturismo. Existe también un carril bici que conecta con el Tramo I del parque, ubicado en el distrito de Usera, y que conecta con Anillo Verde Ciclista, por lo que es una de las zonas de esparcimiento más concurridas de Villaverde, lo que hizo que su ejecución fuese incluida como una de las actuaciones prioritarias para el reequilibrio y la cohesión social en el Plan de Inversiones de Villaverde, un distrito con una escasez manifiesta de zonas verdes. Un futuro de especulaciones Sin embargo, la condición de “desagüe” madrileño ha favorecido su abandono sistemático, lo que es usado para justificar agresiones todo tipo. Después de haber sido seccionado por carreteras y líneas de ferrocarril, el Ministerio de Fomento argumenta ahora esta degradación proponiendo cambiar su uso de corredor medioambiental a corredor ferroviario con la duplicación de una línea del AVE. Con el mismo argumento, la candidatura olímpica de Madrid 2016, pretendía salvar el parque con la ejecución de un Canal de Remo que aniquilaría la mitad de su superficie, equivalente a 100 campos de fútbol. El proyecto fue calificado por los propios arquitectos ganadores del concurso de ideas como poco sostenible y de gran impacto y venía a sustituir otra polémica instalación: un club de golf privado. Recientemente el parque ha visto como perdía la posibilidad de albergar el Aula de la Naturaleza y el Museo Arqueológico, compromisos ambos del Ayuntamiento, que serán ejecutados en el centro de Madrid. Y es que posiblemente se tengan otros planes más rentables para algunos en una zona muy próxima a futuros desarrollos como Valdecarros. Así, las especulaciones, en todos sus sentidos, continúan mientras la última promesa electoral, -la plantación de 112.000 árboles- tampoco se llega a cumplir. Sin embargo, en AVIB, desde dónde hemos presentado decenas de solicitudes y alegaciones y trabajamos en la próxima edición de la Fiesta del Árbol del Parque Lineal, seguiremos insistiendo en la divulgación y defensa de una zona vital para Villaverde y el sur de la ciudad hasta conseguir la ejecución, conservación y protección de, posiblemente, el último espacio natural de Madrid.