Lo intentamos, hicimos todo lo posible para evitar que la gasolinera de la calle Hulla, cuyo proceso de construcción fue absolutamente irregular, consiguiera la licencia de funcionamiento, pero desde 3 de enero de 2019 consiguió regularizar su situación por lo que a todos los efectos es una instalación legal.
Mediante resolución del Director General de Control de la Edificación de fecha 16 de agosto de 2012, se concesión a la empresa Bogar SA la licencia urbanística de estación de servicio de nueva implantación en la calle Hulla 22.
La asociación, al interpretar que se había incumplido de manera flagrante todo el proceso de obtención de licencia, interpuso un recurso de reposición que fue desestimada con fecha 8 de mayo de 2013.
La única alternativa que nos quedó fue presentar un Recurso Contencioso Administrativo ante el juzgado número 28 que ganamos mediante sentencia de 17 de junio de 2016.
Tanto el Ayuntamiento de Madrid como la empresa propietaria recurrieron ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid que estimó mediante sentencia de 27 de septiembre de 2017, aunque acordó que la licencia no era legal por no estar firmada por un técnico competente.
¿Y qué hizo la empresa? pues presentar el mismo proyecto firmado por un nuevo técnico que sí era competente y con eso ha conseguido regularizar la situación. Es decir, fotocopia el proyecto de obra (obviamente tenía que ser el mismo que ya había presentado porque la gasolinera ya estaba construida desde hacía años), lo firma otra persona, y listo, así de fácil es infringir la ley y conseguir una regulación. Ahora que esto mismo le ocurra a un vecino o vecina, a ver is es tan fácil solucionar el papeleo.
En definitiva, que el 3 de enero de 2019 se concedió, en ejecución de sentencia, la licencia de obra que había sido declarada ilegal. Todo arreglado, todo legal y el barrio y sus vecin@s perjudicados por una instalación innecesaria que convivirá para siempre al lado de las viviendas, de la zona infantil y del futuro centro de salud.