Durante el anterior Gobierno del PP, en la legislatura 2000-2004 con Álvarez-Cascos como ministro de Fomento, se diseñaron las radiales de peaje 2, 3, 4 y 5. Por aquellos años se afirmó que iban a solucionar los problemas de atascos de la Comunidad de Madrid. También se aprobó en esa época la AP-41, Madrid-Toledo, la quinta radial de peaje que funciona en la actualidad en el área metropolitana madrileña. Pero, más allá de su tremendo impacto ambiental, estas cinco radiales han supuesto un fracaso estrepitoso, además de que están muy lejos de habernos salido gratis a los contribuyentes. Efectivamente: * R-2, R-3, R-4, R-5: Aunque inicialmente se fijó un coste de 1.756 millones de euros, acabaron costando 3.604 millones. Pero, en conjunto, no llegan al 40% del tráfico previsto. Por este motivo, las concesionarias (prácticamente todas las grandes constructoras españolas, junto a varios bancos) están recibiendo créditos participativos (esto es, avalados por el Estado) por grandes cantidades, hasta igualar lo que hubieran recaudado si el tráfico llegara al 80%: nada menos que 250 millones de euros en 2010 y 135 millones en 2011. * AP-41, Madrid-Toledo. Tiene el 11% del tráfico previsto. Costó 440 millones de euros. La concesionaria ha demandado a Fomento y el Tribunal Supremo le ha dado la razón (sentencia de 17 de mayo de 2011), por lo que el Estado deberá compensar a la concesionaria, que reclama 320 millones, por incumplimiento contractual. En teoría, la obra iba a llegar hasta Córdoba y el hecho de que concluya en Toledo les ha hecho perder rentabilidad, alegan desde la concesionaria. Por tanto, vemos cómo las estimaciones de tráfico no se han cumplido ni por asomo, ni tampoco que la construcción nos salga gratis, puesto que el Estado esta subsidiando, de uno u otro modo, a las constructoras. Si de verdad se quiere arreglar los problemas de congestión en las grandes vías de acceso a Madrid, la solución hace tiempo que está inventada, tiene muchas ventajas ambientales, es más equitativa socialmente y apenas tiene coste económico: reservar carriles en exclusiva para los autobuses (sin necesidad de ampliar ningún carril). Este modelo tan exitoso que ya funciona en un tramo de la A-6 desde 1995 pese a las reiteradas promesas nunca se ha extendido al resto de las vías de acceso a Madrid.