Los rescoldos de la llama olímpica

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La candidatura de Madrid a los Juegos de 2016 se desmoronó el 2 de octubre de 2009. Hace un año. Varios proyectos de infraestructura se esfumaron, como estaba previsto si no venían los Juegos: un centro de tiro, otro de hockey, un velódromo, un pabellón de gimnasia, un canal de remo y otras instalaciones en la Casa de Campo y en el municipio de Coslada. La Villa Olímpica, que sería primero residencia de deportistas y luego un barrio de viviendas sociales en alquiler, no se puso en marcha. El Estadio Olímpico de Madrid sigue siendo la simple Peineta (el plan para convertirla en el campo del Atlético de Madrid se demora). La ocupación de la Caja Mágica, una joyita de 300 millones de euros, es del 40%. Esta es la situación de los principales proyectos del sueño olímpico un año después. – La Peineta: el estadio de nunca empezar. Cuando el Atlético de Madrid y el Ayuntamiento firmaron en diciembre de 2008 un convenio para la mudanza del estadio Vicente Calderón a La Peineta, el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, y el presidente rojiblanco, Enrique Cerezo, pronosticaron que las obras empezarían «en seis meses» y acabarían «en un máximo de tres años». La Peineta pasaría de ser una grada de 20.000 localidades a un estadio cerrado de 73.000; en los terrenos colindantes de la cervecera Mahou se harían viviendas. En julio de 2009 Cerezo dijo que las obras estaban en marcha. «Será una de las joyas de la corona», proclamó ufano, aunque no se vieran grúas ni cuadrillas de trabajo en kilómetros a la redonda del complejo. Casi dos años después de la firma inicial, el pasto campa a sus anchas donde debería haber gradas y el estadio continúa como estaba. Salvo alguna competición de atletismo de bajo calibre sigue siendo un páramo «infrautilizado y muy costoso de mantener», como dijo Gallardón el día que firmó el convenio. La derrota de la candidatura olímpica de Madrid ante Río de Janeiro alteró la hoja de ruta del Ayuntamiento, como reconoció la concejala de Urbanismo y Vivienda, Pilar Martínez: «Las prisas existían si nos daban los Juegos de 2016, ahora no las hay. El Calderón podría demolerse dentro de dos o tres años». Para el Ayuntamiento, la pelota está en el tejado del Atlético. «Nosotros no somos prisioneros de los plazos del convenio. No nos obsesionan», afirmó Martínez. «Las prioridades de la ciudad son otras. No corre prisa ejecutar ese desarrollo», concluyó la concejala, dejando entrever las dudas del gabinete de trabajo de Gallardón sobre la falta de liquidez del club, con unos 300 millones de euros de deuda. Llegados a 2010, en la Junta Extraordinaria de Accionistas del 5 de mayo, Miguel Ángel Gil Marín, consejero delegado del Atlético, justificó el retraso alegando que estaban pendientes diversos trámites en el Ayuntamiento e hizo una nueva profecía: finales de junio. Cumplido el plazo, los gestores del club siguen poniendo nuevas fechas. «En Navidad estaremos iniciando el vaciado y la cimentación», declaró recientemente Gil Marín. – Centro acuático: ahora, una piscina. Pegado al estadio de La Peineta, como otro proyecto de los seis que se habían diseñado para crear el Parque Olímpico, el Consistorio levantó lo que se iba a llamar Centro Acuático Olímpico, con instalaciones que permitiesen antes de 2011 practicar la natación, los saltos, el waterpolo y la natación sincronizada. Pasado un año del descalabro de Copenhague, las aspiraciones menguaron y las construcciones se detuvieron. Lo que se aprecia cuando se visita la zona no es más que una edificación medio terminada, en un terreno yermo, donde no se ve ningún tipo de movimiento. Ni nadadores ni obreros. «Está parada», reconocen desde el Ayuntamiento; «pero aseguramos que se terminará». Aunque del proyecto inicial, una vez se ejecute el proyecto,no quedará nada. No habrá trampolines para saltar, ni gradas, ni waterpolo. «Será una piscina pública. Y ya», zanja el portavoz municipal. – Villa Olímpica: congelada hasta nuevo aviso. Iba a ser la única zona no deportiva de Madrid 2016. En el margen este de la M-40, cerca del estadio de La Peineta, el Ayuntamiento tenía previsto construir un espacio residencial de 46 hectáreas, con dos hoteles, una residencia de mayores y espacios comerciales y de oficinas. También lagos y parques que ambientasen la zona en otras 16 hectáreas. La Villa alojaría a 17.800 deportistas durante los Juegos y más tarde aportarían a la ciudad viviendas sociales en alquiler (15% reservadas para atletas españoles). Pero después del sueño, nada. El no de Copenhague mató las prisas que el Consistorio tenía para que los propietarios del suelo donde se pretendía levantar los edificios cediesen el terreno. Que el plan se hiciese con urgencia, según una portavoz de Urbanismo, dependía de que la candidatura de 2016 saliese adelante. Ahora el Ayuntamiento contempla dos posibilidades: esperar a que Madrid consiga ser sede olímpica y volver a apurar los trámites para hacerse al fin con los suelos y levantar la Villa; o dejar a un lado el sueño y adquirir los derechos del suelo para uso dotacional (uso público). – La Caja Mágica: una botella medio llena o medio vacía. Alberto Ruiz-Gallardón y Jordi Hereu, respectivos alcaldes de Madrid y Barcelona, hablan sentados en sus butacas mientras llegan a la capital en AVE, durante un viaje organizado por EL PAÍS en el segundo aniversario del tren. Es 6 de marzo de 2010. Gallardón advierte a Hereu: «Por cierto, mira, eso es la Caja Mágica, de Dominique Perrault». Perrault es un reconocido arquitecto francés y la Caja Mágica, proyectada por él, era la joya de la corona de la candidatura olímpica de Madrid 2016, un complejo de 100.000 metros cuadrados con tres estadios de techos retráctiles y capacidad para 12.000, 3.500 y 2.500 espectadores, pensado, esencialmente, para campeonatos de tenis. Costó 294 millones de euros levantarlo en la ribera sur del Manzanares, el doble de lo previsto seis años antes de su inauguración (abril de 2009). Un año después de la frustración olímpica, el Gobierno municipal lucha por aprovechar la Caja. Informa de que actualmente se usa el 40% de su capacidad, incluyendo la actividad que dará vida al edificio, con relevancia y continuidad, durante este curso, los partidos del Real Madrid de baloncesto, con el que ha firmado un convenio para que juegue aquí durante los próximos cinco años. El club pagará 1.075.000 euros al año. Otros eventos que han puesto en primera plana a la Caja Mágica son el Open de Tenis de Madrid, que ya ha acogido en 2009 y en 2010, y el partido de preparación para el Mundial de Baloncesto de Turquía entre España y EE UU (22 de agosto pasado). Son brillos pasajeros para una instalación ambiciosa. En el futuro inmediato, aparte del estreno del Real Madrid, el acontecimiento más notorio será la gala de los premios MTV (7 de noviembre), una cadena estadounidense de vídeos musicales. Además, la Federación Madrileña de Tenis usa a diario canchas de la Caja desde hace casi dos años. Económicamente el estadio «no ha llegado a cubrir más que el 50% de la amortización [el gasto que ha supuesto]», según el Ayuntamiento. – Parque de la Gavia: «Quizás para primavera». La apuesta medio ambiental del Ayuntamiento para el Ensanche de Vallecas era el parque de la Gavia, diseñado por el arquitecto japonés Toyo Ito. Un recinto verde de 24 hectáreas que iba a albergar un canal de «aguas bravas» para hacer piragüismo eslalon, con capacidad para 15.000 espectadores. Otra propuesta que pendía del hilo de Copenhague. Adiós al canal. Lo que sí existirá es el parque. Un macroespacio que hoy, con dos tercios terminados, se erige como un desierto urbano, cerrado, entre los edificios modernistas que se levantan en el Ensanche y unos chamizos hechos de tablones que albergan caballos y galgos. La última fase del proyecto depende de la concejalía de Medio Ambiente, que argumenta que está esperando a asegurarse de que las especies vegetales plantadas allí se adaptan al entorno. «Quizás para primavera», se aventura una portavoz. Los vecinos de la zona no tienen intención de esperar tanto. Juan Aceituno y Tamara Cano, dos residentes de la zona, no han dudado en atravesar el gigantesco agujero que hay en las vallas para entrar a pasear a su pitbull. «Hoy lo tenemos para nosotros solos, pero aquí viene mucha gente los fines de semana a hacer deporte», afirman. Y les surge una duda: «La verdad es que aquí todo el mundo entra por el mismo agujero, ¿pero dónde está la puerta?». – Pista de BMX: ciclismo extremo sin bicis. Promesa cumplida. La serpenteante pista para velocípedos planeada en el límite sur del proyecto de Madrid Río (Nudo Sur) ya es una realidad. Aunque, de momento, una realidad cerrada. 7.000 metros cuadrados de curvas de 180 grados y rampas inverosímiles cuya construcción valió dos millones y medio de euros financiados por el Estado (Plan E). «No sé cuándo se va a abrir esto», se pregunta un aburrido guarda de seguridad que pasa las horas vigilando el recinto. «Para finales de diciembre», asegura el Consistorio. Información elaborada por Jaled Abdelrahim, Pablo de Llano, José Marcos y Daniel Borasteros.