Estoy cursando segundo de Bachillerato y llevo dos años trabajando muy duro para poder estudiar medicina. Siempre había oído que para ser médico es necesario tener vocación. Vocación y, en España, una nota desorbitada para lograr entrar en esta carrera, ya que somos muchos los que aspiramos a lo mismo y las plazas son muy limitadas. Tal es así que diferentes universidades privadas en la República Checa, Lituania, Letonia, Hungría… hace unos años que tienen un negocio montado con esto. Pensaba que una vez superada esta prueba de acceso terminaba la proeza, pero qué sorpresa la mía cuando estas vacaciones oigo la preocupante noticia de que muchos de los médicos que este año acaban la residencia, después de 12 años de formación y miles de euros públicos invertidos, se ven obligados a ir a trabajar al extranjero. Aquí no hay trabajo y en otros países europeos nuestros médicos están mucho mejor valorados y remunerados. Pero ¿no había un déficit de médicos que durante los últimos años ha llevado a la incorporación de miles de profesionales de Sudamérica a nuestra sanidad? A mí me cuesta entender lo que pasa. Creo que algo falla.