La pestilencia ha sido denunciada en repetidas ocasiones por los vecinos de Vallecas, y también por los de otros barrios del suroeste, como los de Butarque, en Villaverde, que llegaron a presentar una denuncia ante la Fiscalía de Medio Ambiente. Según las explicaciones del concejal Ángel Garrido, en Valdemingómez existen tres grandes «eras de lixiviación», en las que se produce la descomposición de los residuos sólidos. Dos de ellas están cerradas, pero queda una tercera por sellar. «No se ha acometido esta legislatura por problemas presupuestarios, pero la próxima legislatura sí se hará», aseguró el edil, recordando, eso sí, que antes el PP tiene que ganar las elecciones municipales. Cinco millones De esta manera, se acabará con el problema de los malos olores o, al menos, se reducirá considerablemente, ya que «puede que haya olores que vienen de otras fuentes, e incluso de otros municipios, pero lo fundamental se quitará», apostilló Garrido. El coste de este proyecto, que estará incluido en el presupuesto del área de Medio Ambiente para 2011, será de unos 5 millones de euros. En el Ensanche de Vallecas viven ya más de 30.000 personas. A medida que su población ha aumentando, también lo han hecho las protestas vecinales por el mal olor procedente del vertedero. Igualmente ocurre en otras zonas de la capital a las que llegan estos desagradables aromas. La asociación de vecinos de Butarque, en el distrito de Villaverde, decidió denunciar los hechos ante la Fiscalía de Medio Ambiente, una medida que ya antes habían adoptado los residentes en el Ensanche de Vallecas. «Con demasiada frecuencia, el barrio de Butarque se impregna de un mal olor muy fuerte, muy ofensivo, persistente y muy extendido. Suele intensificarse por la noche, y es mucho más fuerte en los meses de verano, lo que también complica más la vida a los vecinos que en muchas ocasiones no pueden abrir las ventanas de sus casas en los días de fuerte calor», resumen portavoces de la asociación. Su protesta se refiere también a la indiferencia con que se acogen sus quejas: «Somos ignorados ante un problema que todo el mundo da por hecho que se debe asumir».